Lo aprendí de ti, mamá
Crecí viendo una mujer fuerte y poderosa
incansable, trabajadora y valiente.
Crecí viendo una mujer apasionada, hermosa, que disfrutaba usar lo que más la hacía sentir cómoda y atractiva.
Crecí viendo una mujer inteligente, que disfrutaba aprender, estudiar y compartir ese conocimiento.
Mamá, de ti aprendí de la resiliencia, la independencia y la bondad. Abrazo cada enseñanza que me has regalado.
Hoy honro la vida que me brindaste, eligiendo desde la libertad, apreciando el descanso, respetando mis ritmos, permitiéndome ser vulnerable sin juicios o culpa.
Hoy quiero ser mi prioridad. Deseo que el bienestar y la paz mental sean una realidad constante en mi vida y no una búsqueda infinita sin resultados.
Hoy quiero que tú también seas tu prioridad. Que cuides de ti misma. Hay tantas cosas que no quiero que ni tú ni ninguna mujer olviden, así que las voy a poner aquí:
-Eres valiosa tal y como eres, no tienes que esforzarte por demostrarlo.
-Mereces descansar y cuidar de ti, sin culpa ni remordimientos.
-Tu bienestar es tan importante como el de los demás.
-La fuerza interior que posees es increíble y digna de admiración.
-La belleza de tu autenticidad ilumina el mundo.
Gracias, mamá, por ser el ejemplo de amor propio y fortaleza. Hoy y siempre, te celebro y te honro.